No hay evidencia directa de que el COVID se inició en laboratorio de Wuhan: reporte inteligencia EEUU
FOTO DE ARCHIVO: Personal de seguridad vigila el exterior del Instituto de Virología de Wuhan durante la visita del equipo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) encargado de investigar los orígenes de la enfermedad por coronavirus (COVID-19), en
Por Dan Whitcomb
23 jun (Reuters) – Las agencias de inteligencia estadounidenses no encontraron pruebas directas de que la pandemia del COVID-19 procediera de un incidente en el Instituto de Virología de Wuhan (WIV, por su sigla en inglés), China, según un informe desclasificado el viernes.
El informe de cuatro páginas de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI, por su sigla en inglés) señaló que, sin embargo, la comunidad de inteligencia estadounidense aún no podía descartar la posibilidad de que el virus procediera de un laboratorio y no había sido capaz de descubrir los orígenes de la pandemia.
“La Agencia Central de Inteligencia y otra agencia siguen sin poder determinar el origen preciso de la pandemia de COVID-19, ya que ambas hipótesis (natural y de laboratorio) se basan en suposiciones significativas o se enfrentan a desafíos con informes contradictorios”, dice el informe de la ODNI.
El informe afirmaba que, aunque se había llevado a cabo un “extenso trabajo” sobre los coronavirus en el instituto de Wuhan, las agencias no habían encontrado pruebas de un incidente específico que pudiera haber causado el brote.
“Seguimos sin tener indicios de que entre las reservas de investigación del WIV anteriores a la pandemia figurara el SARS-CoV-2 o un progenitor cercano, ni pruebas directas de que se produjera un incidente específico relacionado con la investigación en el que estuviera implicado personal del WIV antes de la pandemia que pudiera haber causado la pandemia de COVID”, dice el informe.
Los orígenes de la pandemia de coronavirus han sido objeto de un furibundo debate en Estados Unidos casi desde que se notificaron los primeros casos humanos en Wuhan a finales de 2019.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmó en marzo un proyecto de ley que desclasifica información relacionada con los orígenes de la pandemia.
Biden dijo en el momento de la firma que compartía el objetivo del Congreso de hacer pública toda la información posible sobre el origen del COVID-19.
El debate se avivó con un informe del Wall Street Journal en febrero según el cual el Departamento de Energía de Estados Unidos había evaluado con “baja confianza” un informe clasificado de inteligencia sobre que la pandemia surgió con toda probabilidad de una filtración de un laboratorio chino, una evaluación que Pekín niega.
El director del FBI, Christopher Wray, dijo el 28 de febrero que su agencia había evaluado durante algún tiempo que el origen de la pandemia era “muy probablemente un posible incidente de laboratorio” en la ciudad china de Wuhan. China dijo que esta afirmación no tenía “ninguna credibilidad”.
El 20 de marzo, otras cuatro agencias estadounidenses seguían considerando que el COVID-19 era probablemente el resultado de una transmisión natural, mientras que dos estaban indecisas.
(Reporte de Dan Whitcomb, Editado en Español por Ricardo Figueroa)